Principio de autonomía y la toma de decisiones del adulto mayor
Judith Narbona Cortes
Publicado el 18 de abril de 2023
En un artículo previo titulado «Mirada ética: el cuidador, el profesional que nos cuida«, disponible en este blog, presentamos los cuatro principios básicos de la bioética y su relevancia en el cuidado del otro: la no maleficencia, la beneficencia, la justicia y la autonomía. En este artículo, nos centraremos en el principio de autonomía en la toma de decisiones del adulto mayor.
Del mismo modo que es esencial promover la autonomía funcional de la persona cuidada, tanto dentro como fuera del hogar, para fomentar su independencia y bienestar con acciones como: simplificar y adaptar del entorno, usar tecnología de asistencia y fomentar la realización de tareas de la vida diaria; es importante conocer y respetar el «principio de autonomía» en la toma de decisiones. Este principio hace referencia al derecho que tienen las personas en decidir de manera libre e informada sobre su propia vida y salud. Por tanto, es de gran importancia respetar este derecho.
En otras palabras, la autonomía es la capacidad de una persona para tomar sus propias decisiones y actuar de acuerdo con sus propias creencias y valores. En muchas ocasiones, la persona dispone de las herramientas y la capacidad para expresar su voluntad y decidir sobre una cuestión de manera autónoma, en estas situaciones es vital respetar la decisión tomada por la persona. Sin embargo, como hijos, nietos, hermanos o cuidadores, a veces nos encontramos con situaciones en las que es difícil conocer los deseos o la voluntad de la persona cuidada acerca de una cuestión específica.
Ante estas situaciones, es imprescindible una buena coordinación y comunicación entre todas las partes implicadas: la persona cuidada, su entorno familiar y el/los cuidador(es) principal(es), para garantizar el acompañamiento a la persona en todo el proceso de toma de decisiones. Es importante tener en cuenta que, aunque la persona cuidada pueda tener dificultades para tomar decisiones, siempre se debe fomentar su participación y proporcionarle el soporte necesario. En muchos casos, el/la cuidador(a) puede desempeñar un papel importante en el fomento de la autonomía de la persona cuidada, proporcionándole información y orientación sobre sus opciones, prestando atención a las señales que nos brinda la persona cuidada a través de sus expresiones faciales, su lenguaje corporal y/o sus respuestas verbales sobre el tema y coordinándose con todas las personas implicadas en la toma de decisiones (por ejemplo familiares, equipo sociosanitario, etc.)
En resumen, en aquellas situaciones donde la persona en cuestión tiene dificultad para expresar su deseo acerca de una cuestión, recordemos que estamos acompañando en la toma de decisiones cuando:
- Informamos de forma clara y comprensible la situación que se está decidiendo.
- Escuchamos de forma activa y dialogamos con la persona acerca de su opinión, dudas e inquietudes sobre el tema en cuestión.
- Tenemos en cuenta la historia de vida, deseos y preferencias de la persona cuidada.
Por tanto, aplicar el principio de autonomía es respetar la forma y la manera en que la persona decide vivir y ser cuidada.
Judith Narbona Cortes
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