Personas con distimia – Trastorno depresivo persistente
Elsa Sánchez Peña
Publicado el 19 de noviembre de 2020

Distimia – Desde el ojo Psico-Social, físico y la mirada QIDA
La mirada Psico-Social
Cuando mencionamos la palabra “depresión” a todos se nos viene a la cabeza una persona con tristeza en el rostro e incapaz de poder levantase de la cama, pero lo cierto es que esta patología tiene distintas intensidades y expresiones.
La distimia va mucho más allá de sentirse tristes de manera esporádica. Es un tipo de depresión crónica en la cual los síntomas se manifiestan de manera permanente durante un periodo de tiempo prolongado (al menos durante 2 años). El hecho de que tenga un menor nivel de intensidad respecto a la depresión, no significa que sea menos grave. No detectarla o no solicitar ayuda experta a tiempo puede desencadenar en depresión mayor (la llamada “depresión doble”), incluso ir acompañada de otros trastornos psicológicos y/o conductas autolíticas.
Las personas con distimia tienen que librar una batalla interior diaria: poseen baja autoestima, una sensación de sufrimiento y vacío existencial continua y les cuesta encontrar el sentido a su propia vida; es por ello por lo que tienen la impresión de vivir por inercia y han de realizar sobreesfuerzos para intentar llevar una vida normalizada, sin que la melancolía les devore.
Además, han de lidiar con el descrédito de una sociedad que no entiende que una persona pueda estar inmersa en un proceso depresivo, y a la vez llevar una vida más o menos funcional. Por este motivo, las personas que lo padecen no se sienten cómodas abriéndose ante los demás y explicando lo que les ocurre para evitar sentirse cuestionadas. Así, ante la falta de comprensión, tienden a desarrollar toda una serie de estrategias de afrontamiento ineficaces que lo único que hacen es alimentar una imagen aún más negativa de sí mismas y reducir las interacciones sociales, o al menos aquellas que impliquen conexión emocional por temor a que perciban esa vulnerabilidad y sentirse juzgadas.
Es fundamental que la persona cuente con el soporte de su familia y de su red de apoyo más próxima para que pueda expresarse ante situaciones que le provoquen sufrimiento interior, en general, y en aquellos momentos de fluctuación anímica y crisis emocional, en particular. Se trata de escuchar, intentar empatizar y acompañar, evitando juicios de valor. A veces, no nos damos cuenta de la importancia de las palabras, pero una frase inapropiada puede contribuir a hundir más aún a estas personas, de la misma manera que unas palabras de apoyo y aliento pueden sacarlas a flote, al menos durante un tiempo.
Este trastorno puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, por supuesto también en la senectud. Puede que las personas mayores con este trastorno tuvieran en el pasado un estado de melancolía permanente que ha pasado desapercibido hasta que la sintomatología se ha hecho ahora más evidente. Por otro lado, también puede que la distimia se haya manifestado en personas que han tenido una infancia y adultez satisfactorias, y actualmente encuentren dificultades a la hora de gestionar procesos vitales complejos como puede ser el duelo ante la pérdida de un ser querido, la aparición de otras patologías de carácter físico en conjunción con una pérdida de autonomía, la soledad no deseada, etc.
Distimia: Desde el ojo físico
La distimia tiene tratamiento y las personas que lo padecen no solo merecen sentirse bien consigo mismas, sino que pueden llegar a conseguirlo. Actualmente los tratamientos conjugan el uso de la farmacología con la terapia.
Es muy importante no minimizar la gravedad de la distimia y acudir a profesionales cualificados para que, aparte de realizar una valoración psicosocial en la que se identifiquen los factores que provocan los patrones de pensamiento negativos o desestabilizadores, realicen una valoración física.
En estos pacientes es muy habitual la presencia de insomnio o hipersomnia, pérdida de apetito o ingesta compulsiva, fatiga y/o somatización manifestada en cefaleas, náuseas, dolores en distintas partes del cuerpo, problemas intestinales, etc. Toda esta sintomatología suele ir acompañada de visitas a consultas médicas que parecen no dar con el origen del problema, lo que frustra aún más a la persona al no encontrar una solución a sus dolencias. En este sentido, es clave poner énfasis en la realización de actividad física para que redunde en su bienestar corporal, favoreciendo su descanso nocturno, así como en la elaboración de una dieta equilibrada y creación de unos buenos hábitos.
Distimia: Desde el ojo de QIDA
Desde Qida abogamos por un abordaje integral de la situación actual de la persona en el cual la salud psicológica juega un papel fundamental. De esta manera, nuestros profesionales ahondan en sus circunstancias personales, familiares y sociales en consonancia con la perspectiva del ciclo vital, dotando tanto al usuario como a la familia de una serie de pautas y estrategias para que la persona desarrolle una relación saludable consigo misma y con su entorno.
Elsa Sánchez Peña
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