La fisioterapia aplicada en las personas mayores
Laura Berrio
Publicado el 29 de septiembre de 2022

Autor: Anna Esteban
El pasado 8 de septiembre, y desde 1996 celebramos el Día Mundial de la Fisioterapia para poner énfasis en el papel del y de la fisioterapeuta en la salud y bienestar de la población, centrándose cada año en una temática distinta para dar a conocer la variedad de ramas y especialidades que existen dentro de esta profesión. Desde la Confederación Mundial de Fisioterapia (actualmente “Wold Physioterapy”), se decidió que en la celebración del colectivo de fisioterapeutas de este 2022, se pusiera de relieve la artrosis y cómo podemos abordar dicha enfermedad que afecta a alrededor de 302 millones de personas en el mundo, según indica un estudio publicado en 2021.
¿Qué es la fisioterapia?
Actualmente existen dos definiciones que dan a conocer en qué consiste esta disciplina.
Por un lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la fisioterapia como: “El arte y la ciencia por medio del ejercicio terapéutico, calor, frío, luz, agua, masaje y electricidad que tiene como fin prevenir, readaptar y rehabilitar al paciente susceptible del tratamiento físico”.
Por otro lado, la Asociación Española de Fisioterapeutas delimita la disciplina que hoy nos ocupa con los siguientes términos: “Conjunto de métodos, actuaciones y técnicas a través de la aplicación tanto manual como instrumental de medios físicos que curan, previenen, recuperan y adaptan a personas afectadas de disfunciones somáticas, psicosomáticas y orgánicas o a las que se desea mantener un nivel adecuado de salud”.
¿Cuáles son los beneficios de la fisioterapia aplicada en las personas mayores?
Cuando hablamos de fisioterapia aplicada en las personas mayores, podemos entender su función como rehabilitadora, con el objetivo de recuperar la funcionalidad afectada, o bien como una herramienta más dentro de un abordaje interdisciplinar para poder mejorar o mantener el estado funcional del que disfrute la persona, con el objetivo de preservar o conseguir el grado máximo de autonomía.
Los beneficios más ampliamente conocidos de la fisioterapia son: la mejora de fuerza, resistencia y amplitud articular, así como la mejora del equilibrio y propiocepción para evitar caídas y posibles lesiones o fracturas, como también la prevención de la rigidez articular y contracturas musculares.
Pero, en realidad, existen numerosos beneficios para mejorar la salud de la persona mayor. Ejemplos de ello son: la optimización de las funciones respiratorias y digestivas; la prevención de afecciones cardiovasculares o enfermedades como la diabetes; y la regulación de aspectos nutricionales como la pérdida de apetito y el control del peso. Finalmente, mediante un estilo de vida activo y los efectos de las mismas sesiones o pautas de fisioterapia también se regula el estado de ánimo, facilitando conductas positivas.
¿Cómo se aplica la fisioterapia en el adulto mayor?
La respuesta es muy simple: dependiendo de la situación biopsicosocial de la persona. Deberemos tener en cuenta el objetivo a alcanzar, su grado de movilidad, si cuenta con una o más lesiones o afecciones, su historial clínico, sus capacidades cognitivas, etc. Las técnicas usualmente más empleadas en la fisioterapia geriátrica son la masoterapia (masajes), electroterapia, movilizaciones pasivas y activas, pautas adaptadas de ejercicios (trabajo de fuerza, amplitud articular, equilibrio y demás), termoterapia y un largo etcétera de más opciones vinculadas con las posibilidades del paciente.
Laura Berrio
Lleva varios años trabajando en el ámbito de la atención domiciliaria, acercando conocimiento y recursos a quienes más lo necesitan. Desde el área de Comunicación de Qida, impulsa estrategias para llegar al mayor número posible de personas, siempre con un enfoque claro: hacer accesible y comprensible un sector complejo, pero esencial.
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