Día de la Diversidad Funcional: Necesidades de la tercera edad

El Día de la Diversidad Funcional, celebrado cada 3 de diciembre, nos invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer y atender las necesidades de las personas con discapacidad, especialmente en la tercera edad. El término discapacidad abarca las limitaciones, temporales o permanentes, que una persona puede enfrentar debido a enfermedades, accidentes o condiciones inherentes, afectando su capacidad para realizar actividades físicas o mentales. En el caso de las personas mayores, el envejecimiento y la progresión de enfermedades crónicas pueden originar o agravar estas limitaciones, haciendo fundamental garantizar su inclusión y apoyo integral.

¿Qué entendemos por diversidad funcional en la tercera edad?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas con discapacidad son aquellas que enfrentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo, las cuales, al interactuar con barreras sociales, dificultan su participación plena y efectiva en igualdad de condiciones. Actualmente, se estima que alrededor del 15% de la población global vive con algún tipo de discapacidad, una cifra que se incrementa notablemente en adultos mayores, especialmente entre los 75 y 84 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Es importante destacar que la expresión «diversidad funcional» pone en valor las capacidades de las personas, promoviendo una perspectiva inclusiva que reconoce sus derechos y posibilidades, especialmente en días como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

Tipos de discapacidad en adultos mayores

Las discapacidades pueden clasificarse en cinco grandes categorías, cada una con particularidades relevantes para las personas mayores:

• Discapacidad física: Incluye alteraciones corporales que dificultan el movimiento y la motricidad, como las discapacidades funcionales (afectaciones del sistema neuromuscular y esquelético) y orgánicas (compromiso de órganos internos o procesos fisiológicos).
• Discapacidad mental: Se relaciona con alteraciones en las facultades mentales, estructura neurológica y conducta adaptativa.
• Discapacidad intelectual: Abarca limitaciones en funciones intelectuales, como comprensión, comunicación y resolución de problemas.
• Discapacidad sensorial: Afecta los sentidos, como la vista, el oído o el tacto, entre otros.
• Pluridiscapacidad: Combina varias discapacidades, afectando el desarrollo psicomotriz y/o sensorial.

Envejecimiento activo y prevención de la discapacidad

El concepto de «envejecimiento activo», promovido por la OMS, subraya que todas las personas tienen derecho al máximo nivel de salud posible. Este ideal implica cuidar la salud física, emocional, cognitiva y psicológica, reduciendo el riesgo de discapacidad. Sin embargo, con el aumento de la esperanza de vida, es común que las limitaciones funcionales incrementen con la edad, impactando la calidad de vida.

Es esencial fomentar el acceso a diagnósticos tempranos, ayudas técnicas y atención especializada para prevenir o mitigar los efectos de las discapacidades en la tercera edad. Programas de rehabilitación, eliminación de barreras arquitectónicas y campañas de sensibilización son algunos ejemplos de iniciativas que favorecen la inclusión social.

Principales causas de discapacidad en la tercera edad

De acuerdo con la OMS, las enfermedades que más frecuentemente conducen a situaciones de discapacidad en adultos mayores incluyen:

• Enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el ELA (esclerosis lateral amiotrófica).
• Enfermedades mentales, como la depresión o los trastornos de ansiedad.
• Enfermedades cardiovasculares y hipertensión arterial.
• Daño cerebral adquirido (DCA), que puede producirse de manera abrupta tras accidentes o eventos vasculares.

Cada condición presenta desafíos únicos, requiriendo recursos y apoyos adaptados a sus características. Un ejemplo claro es el ELA, cuyo curso rápido exige respuestas ágiles y continuas.

Promoviendo la inclusión: Más allá del 3 de diciembre

El Día Internacional de las Personas con Discapacidad o Día de la Diversidad Funcional nos invita a reflexionar sobre la importancia de construir una sociedad inclusiva para todos. En el caso de los adultos mayores, esto implica romper barreras, tanto físicas como sociales, y asegurar que sus necesidades sean atendidas.

Frases como “La discapacidad no define a la persona; su valentía y fortaleza sí” nos recuerdan que cada persona merece ser valorada por sus capacidades, no por sus limitaciones. Es hora de apostar por un cambio de paradigma donde la diversidad funcional sea vista como una oportunidad para aprender y crecer como sociedad.

En este 3 de diciembre, renovemos nuestro compromiso con la inclusión, la accesibilidad y el respeto hacia todas las personas, especialmente aquellas que enfrentan mayores desafíos en la etapa más vulnerable de sus vidas.