Desarrollo de la sexualidad: estigma social en la tercera edad
Claudia Ruiz Campo
Publicado el 24 de abril de 2024

La sexualidad es comprendida como un aspecto clave para la identidad humana, que integra dimensiones biológicas, psicológicas, sociales y culturales de las personas. Es decir, la sexualidad forma parte de la vida de las personas y está presente en todas las etapas de la vida.
El desarrollo de la sexualidad inicia en la infancia, donde los niños comienzan a investigar y descubrir su propio cuerpo, comenzando a entender la existencia de diferencias sexuales entre individuos. Más tarde, en la pubertad, comienzan los cambios físicos que actúan como detonantes sobre el despertar del interés sexual y la curiosidad sobre la propia sexualidad y la del resto. En la adolescencia, se comienza a experimentar en relaciones íntimas y con ello esta etapa viene cargada de aprendizajes sobre la salud reproductiva y el placer sexual. Cabe destacar que el desarrollo de la sexualidad es un proceso único en cada individuo, puesto que se desarrolla de formas diferentes según factores como la cultura, la religión, la educación, etc.
En la edad adulta la sexualidad sigue desarrollándose
Es común pensar que una vez superadas estas etapas, la sexualidad toca techo y no hay más que aprender ni disfrutar. Esto no es así, puesto que en la edad adulta la sexualidad sigue desarrollándose en relaciones íntimas, exploración personal, y se continúa aprendiendo y disfrutando de la misma forma en la adultez mayor e incluso en la vejez.
Alrededor de la sexualidad en la vejez se ha desarrollado un estigma social, lo que hace que se invisibiliza el asunto y no se le da la importancia que tiene. Dicha estigmatización surge debido a muchos factores, entre ellos percepciones culturales erróneas donde se piensa comúnmente que las personas mayores no tienen necesidades sexuales o no son capaces de participar en actividades de tipo sexual. Otro factor que contribuye a la invisibilidad de la sexualidad en la vejez son los estereotipos negativos hacia la tercera edad y la falta de educación y conversaciones abiertas sobre este tema en dicho colectivo.
¿Cómo se vive la sexualidad en la tercera edad?
En la tercera edad, la sexualidad es comúnmente olvidada o desechada por concepciones erróneas sobre cómo se debe experimentar la sexualidad en esta etapa de la vida.
El deseo sexual en la tercera edad tiende a disminuir, esto es debido a cambios hormonales, problemas de salud o circunstancias personales que hacen que la libido se encuentre deprimida. Pero en su mayoría, las personas mayores siguen experimentando deseos sexuales y pueden establecer una vida sexual activa y satisfactoria, siempre teniendo en cuenta las diferencias individuales de cada uno.
Cabe destacar que en esta etapa de la vida, las relaciones íntimas sufren cambios sustanciales, debido a que la situación física y funcional de las personas es muy diferente. Las relaciones íntimas de las personas mayores están más enfocadas a la conexión emocional, a la búsqueda de la intimidad que a la fogosidad del acto sexual concreto. Es clave entender que la salud física y sexual de los individuos es muy importante a la hora de vivenciar la sexualidad, puesto que es en esta etapa donde surgen dificultades sexuales como disfunción eréctil o sequedad vaginal.
En resumen, las personas mayores siguen teniendo la posibilidad de mantener una vida sexual activa. Es entendible que los actos sexuales cambian por la situacion fisica y psicologica de esta población, por lo que se focalizan más en caricias y actividades que no estén tan relacionadas con el alto rendimiento sexual. Las personas mayores buscan intimidad emocional y vivir la conexión sexual con sus parejas que les lleve a un placer mutuo.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros mayores a entender su sexualidad?
Respecto a cómo podemos intervenir en esta situación, considero que es importante hacer consciencia sobre el limitado acceso que han tenido las personas mayores a la información sobre la sexualidad y sobre salud sexual, lo que también puede ayudarnos a explicar cómo han vivido la sexualidad las generaciones anteriores a nosotros. En concreto, la educación sexual que se le ha ofrecido a las mujeres que actualmente presentan edad avanzada es nula debido al sistema patriarcal y los tabúes sociales creados por el mismo. Por ello, es fundamental proporcionar educación sexual tanto a hombres como a mujeres, adaptándola a sus necesidades individuales y luchando por eliminar el estigma asociado a la sexualidad en la vejez.
Para poder seguir experimentando su sexualidad en esta última etapa de la vida, es importante que esta población tenga acceso a servicios de salud sexual, donde se le proporcione apoyo emocional y psicológico y donde puedan abordar sus preocupaciones para recibir tratamientos adecuados en cada caso. Además de lo anterior, creo que es importante en el adulto mayor promover la inclusión y diversidad en el ámbito de la sexualidad, además de fomentar la comunicación abierta y honesta sobre el tema, ofreciéndoles oportunidades de recreación y reeducación en formato de talleres, grupos de discusión, etc.
En resumen, las personas mayores pueden vivir su sexualidad de manera significativa y satisfactoria, pero es importante reconocer y apoyar sus necesidades y deseos sexuales, así como combatir el estigma y los prejuicios que rodean a la sexualidad en la tercera edad.
Claudia Ruiz Campo
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